Llegado el ocaso mis ansias, turban mi lucidez camino de prisa, para no frustrar con destiempo mis deseos, el reloj es mi enemigo y lucha en mi contra la lluvia y la distancia se han unido en su batalla, apresurando mis pasos me dirijo con mi escuadrón que tiene como capitán en jefe al deseo y anhelo de atracar en ti, al observarte como me miras mis manos sudan, se vuelve el tiempo mi aliado y traiciona su causa y mi existencia cobra sentido al momento de sentir la calidez de tu mirar, la dulzura de tus besos el sudor de tus manos tocando mis temblorosas manos y nuevamente empiezo a vivir
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